Compra hoy y recibe tu pedido en un máximo de dos días laborales
Pago Seguro
Pasarela de pago segura con tarjeta de crédito/débito o Bizum
Entrega en 24/48 H
Compra hoy y recibe tu pedido en un máximo de dos días laborales
Pago Seguro
Pasarela de pago segura con tarjeta de crédito/débito o Bizum
SE TE HARÁ LA BOCA AGUA
Prueba nuestro panettone casero
Ya sea que prefieras los clásicos con frutas confitadas o estés tentado por nuestras innovadoras combinaciones, como chocolate rubio y yuzu, cada uno de nuestros productos es un reflejo de pasión y dedicación. Atrévete a probar la diferencia de un auténtico panettone artesanal, y sorpréndete con su esponjosidad, aromas y sabores incomparables. Perfecto para compartir o regalar.
La Casa del Panettone es artesanía y mimo en nuestros productos, calidad y originalidad a su servicio. Un equipo de pasteleros que trabajan, de forma seria y eficiente, para ofrecer panettones originales con las mejores materias primas, donde la innovación, la tradición, y el detalle se conjugan para satisfacer y sorprender a nuestros clientes.
Según la leyenda, el Panettone nació en la corte de Ludovico El Moro, señor de Milán desde 1494 hasta 1500, en la Nochebuena. Se cuenta que el Duque celebró la Navidad con una gran cena, llena de deliciosos platos dignos de la riqueza de la corte milanesa. El postre iba a ser la natural conclusión de tan lujoso banquete. Sin embargo, al momento de sacarlo del horno, el cocinero se dio cuenta que se había quemado. Hubo un momento de terror en la cocina de Ludovico, pero afortunadamente un lavaplatos, llamado Antonio, había pensado utilizar las sobras de los ingredientes para amasar un pan dulce y llevárselo a casa. Dada la situación, el joven Antonio propuso al cocinero servir su pan como postre. Era un pan dulce muy bien subido, lleno de fruta confitada y mantequilla que fue llevado inmediatamente al Duque. El inusual postre tuvo un enorme éxito y Ludovico preguntó al cocinero quién lo había preparado y cuál era su nombre. El cocinero le presentó al Duque al joven Antonio, quien confesó que ese postre todavía no tenía nombre. El señor entonces decidió llamarlo «Pane de Toni», que con los siglos se convertiría en Panettone.